“¿Por qué mi bebé se enferma con frecuencia?”…
En estos casos debemos considerar al sistema inmune y su desarrollo, causa principal de las infecciones crónicas.
Existen diversas fuentes a considerar entre estas el ambiente, la alimentación y factores de riesgos como las infecciones virales contagiosas que promueven dichas enfermedades.
El sistema inmune de un bebé con 2 años.
Este sistema es la barrera de protección con la que nace un niño, aunque no es lo suficientemente fuerte durante los primeros 2 años de vida, su efectividad dependerá de la lactancia materna que le provee los requerimientos necesarios para fortalecerse y además de la inmunización proveniente de vacunas.
¿Por qué estar alerta ante las infecciones recurrentes de mi bebé?
Los padres somos los más adecuados para estar atentos a las posibles afecciones que surjan durante la crianza de nuestros hijos. Las enfermedades infecciosas surgen de manera espontánea o gradualmente, por ende, seremos los primeros en notar algún cambio en el pequeño.
Signos de alarmas frente a infecciones recurrentes.
“Mi bebé luego de comer llora y tiene el abdomen inflamado”… un bebé de 2 años sólo debe consumir alimentos complementarios junto a la lactancia materna; al desequilibrar la alimentación el sistema inmune comienza a generar reacciones inflamatorias (gástrica e intestinal), así como dolor e irritación.
“Mi bebé siempre tiene gripe, pero no presenta fiebre“… los padres solemos pensar que la fiebre es imprescindible para decir que hay alguna infección, más no sucede en todos los niños sobre todo al inicio de la vida cuando el sistema inmune no se desarrolla por completo.
Los estornudos continuos y la piel enrojecida es un signo de alergia originado por el humo, perfumes, polvo, químicos, pelos de animales y ropas que no son de algodón en su totalidad.
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Enfermedades respiratorias y su presencia en bebés en lactantes.
Los cambios de estación, la exposición repentina al frío, falta de abrigo, vacunas contra virus causantes de gripes y lugares cerrados son en primera instancia los generadores de infecciones respiratorias en nuestros bebés.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos indica sobre estas patologías y cómo afrontarlas. Sin embargo ¿Qué sucede si nuestro hijo no sufre estas infecciones dos o tres veces al año?
Para considerar que un bebé sufre de alguna afección crónica, los padres debemos considerar:
- ¿Cuantas veces se enferma el bebé al año?
- ¿Cuantas infecciones virales ha tenido y cuantas bacterianas?
- ¿Cuáles han sido generalmente las causas que generan su infección?
- ¿Qué alimentación tiene el bebé?
- ¿Cómo ha sido la evolución de la enfermedad del bebé desde que empieza hasta que termina?
Estas son algunas de las preguntas en general realizadas por el asistente médico y poder así considerar el tipo de infección que presenta el lactante. Gracias a esta guía se logra un buen diagnóstico y preservar la salud de nuestros hijos.
La alimentación de mi bebé es lactancia exclusiva.
La lactancia materna es la que le provee los nutrientes necesarios hasta los seis meses de haber nacido a nuestros hijos y debemos dársela de manera exclusiva sólo durante este periodo de tiempo ¿por qué?
La leche materna sólo solventará las demandas del bebé durante los primeros meses de vida, ya que luego se necesitará de alimentos complementarios y agua. No es necesario que se retire la lactancia materna, la razón es que gracias a esta se crea un vínculo fraternal madre e hijo sumamente importante para ambos. Además, aunque no tiene los suficientes requerimientos que el bebé necesita, aún puede aportar algunos. ¿Cuándo comienzan los problemas y deben ser resueltos?
- “Mi hijo tiene diarrea frecuentemente“… la intolerancia a la lactosa se presenta con diarrea, abdomen inflamado, fiebre, llanto continuo sin lágrimas, vómitos y desnutrición severa. Es la razón por la que la lactancia materna se detiene y se indica otra dieta para el bebé.
- La madre no puede amamantar, la inflamación de las mamas (mastitis) impide que las madres puedan darles la correcta alimentación a sus bebes.
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Mantenernos informados bien sea con nuestro médico o por artículos de salud actualizados referente a los temas que deseamos, es primordial para realizar un buen trabajo al momento de presentarse adversidades como en estas dos situaciones.
Las infecciones respiratorias en nuestros bebés no son las únicas que pueden generarse en esta etapa de vida; más si son las más frecuentes y con mayor probabilidad de terminar en enfermedades aún más severas.
En caso de no poder asistir a un centro médico con nuestro bebé.
Lo que los padres estamos dispuestos a hacer por nuestros hijos es el mayor acto de amor hacia ellos y aquí te daremos las herramientas necesarias para ampliar el conocimiento acerca de estas infecciones:
- Las infusiones de plantas hechas sin prescripción médica ni dosis específicas, es la que más se nos prohíben administrarles a nuestros hijos de 2 años y es porque estas infusiones dadas incorrectamente pueden llevar a envenenamiento o complicación del cuadro clínico; puesto que, el sistema inmune no está preparado para desechar los componentes tóxicos de estas plantas del organismo.
- Administrar medicamentos sin prescripción, existen fármacos que son específicamente para infecciones por bacterias y estos no van a tener efecto alguno sobre las infecciones virales que son las que mayormente afectan a nuestros bebés. Si no tenemos esto en consideración corremos el riesgo de empeorar el estado de salud de nuestros bebés.
- No seguir las indicaciones de nuestros médicos por miedo, tener una mala comunicación médico paciente es sumamente dañina no sólo entre los padres sino para nuestro hijo o hija, prolongar la infección traería consecuencias irreversibles.
Así que, al no confiar en el médico tratante podemos solicitar una segunda o tercera opción y evitar cualquier percance con la salud del bebé.
Una vez se haya considerado estos aspectos tendremos la plena certeza de no estar aumentando el riesgo a la prevalencia de la infección en nuestros niños.
En cuanto a la protección de los más pequeños, debemos encargarnos de evitar en lo sumo posible cualquier factor de riesgo que pueda afectarles y si evitar no es posible, con disminuirlos estaremos contribuyendo al bienestar del bebé.
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